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El Papa Luna y su cráneo errante

Leyenda, maldición o profecía para un Papa Luna, tozudo y con el cráneo errante Curiosa fue la vida de Don Pedro de Luna, único Papa aragonés de la historia. Benedicto XIII, el Papa Luna, nació en Tierras del Moncayo, en el elegante y singular castillo de Illueca, siendo uno de los principales protagonistas del Gran Cisma de Occidente. Llegó a haber tres Papas disputándose la autoridad pontificia y aunque los otros dos aspirantes terminaron abdicando, nuestro obstinado Papa Luna siguió erre que erre hasta que finalmente fue depuesto como “cismático” y hereje, ¡“baturro” tenía que ser!  Tras perder el apoyo de todos, San Vicente Ferrer desistiendo de convencerle lanzó una profecía: "Para castigo del orgullo del Papa Luna, algún día, con su cabeza jugarán los niños a modo de pelota". El Papa Luna y su cráneo errante  No imaginarás lo real que ha sido y es esta profecía ... Reclamado por su familia, regresó muerto y embalsamado a su castillo nata

Un tatuaje en la cabeza que inició una guerra

Por causa de un tatuaje en la cabeza se iniciaron las  Guerras Médicas   entre griegos y persas Las Guerras Médicas   fueron una serie de conflictos entre el Imperio Aqueménida de Persia y las ciudades-estado del mundo helénico que comenzaron en 499 a.C. y se extendieron hasta 449 a.C, y cuyo pistoletazo de salida fue un tatuaje en la cabeza. Darío I el Grande fue el tercer rey de la dinastía aqueménida de Persia desde el año 521 al 486 a.C., heredó el Imperio persa en su cénit, que entonces incluía Egipto, el norte del subcontinente indio y partes de Grecia pero los escitas, nómadas que ocupaban la región euroasiática desde el Danubio hasta las costas septentrionales del mar Negro, todavía seguían siendo una amenaza en la frontera septentrional. Así que, construyó un puente para cruzar el río Istros (Danubio) y se plantó en Escitia con un poderoso ejército. Ante la manifiesta inferioridad numérica, los escitas evitaron enfrentarse a los persas directamente y jugaban con ellos

El parque de las cabezas olvidadas

Hay un parque donde en mi ciudad se olvidan las cabezas. Son cabezas de personas ilustres, con mucha pompa y circunstancia, elegantes barbas y bigote en punta. Un parque donde el ego de estas cabezas se disuelve a la par que el olvido, mientras el viento sopla incansable, las hojas se arremolinan y las cotorras inmigrantes te ensordecen. Son cabezas del callejero, de nombres rimbombantes, decimonónicos y de los que a veces tenemos un leve recuerdo, un “me suena de algo”, un desvanecido lo tengo en la punta de la lengua. El parque de las cabezas olvidadas Estas personas, de hace mas de cien años, fueron muy importantes en su día. La sociedad les rindió tributo a su saber, querer y poder, y de esta forma, con un busto y un pedestal se honró a su persona, a su ego y a su buena o mala cabeza.  Gentes de alto copete, ellos con sombreros de copa y frac y ellas con riguroso vestido de negro y joyas de riguroso oro, asistieron al soporífero y cultísimo discurso con el que se descu

El cráneo de Goya destrozado por garbanzos explosivos

No es difícil imaginar la sorpresa que se llevaría Joaquín Pereyra, cónsul español en Burdeos, cuando, tras presenciar la exhumación del cadáver de Francisco de Goya, se dio cuenta de que al ilustre pintor le faltaba la cabeza.  El cráneo de Goya destrozado por garbanzos explosivos  Pereyra había encontrado la tumba de Goya en una de sus visitas al cementerio de Burdeos donde descansaba su difunta esposa. El pintor había sido enterrado junto a los restos de su consuegro Martín Miguel de Goicoechea en un mausoleo y Pereyra, tras el descubrimiento, decidió tramitar el regreso de los cadáveres a España. Tras la exhumación, el cónsul informaba consternado que la cabeza del pintor no se encontraba en el féretro. "Y precisamente todo induce a creer que los huesos encerrados en esta última caja son los de Goya , por ser los huesos de las tibias mucho mayores que los contenidos en la caja de zinc, y además haberse encontrado restos de un tejido de seda de color marrón,

Cortar cabezas

Cortar cabezas, cada día se oye más esta expresión. Cortar cabezas, como remedio a los males que nos afligen y desahogo social. Cortar cabezas, como catarsis. Que le corten la cabeza, como decía la Reina del cuento de Alicia en el País de las Maravillas Cortar cabezas Y lo malo es que alguna vez, cada vez mas a menudo, todos hemos pensado que sería necesario… en sentido literal. El ser humano tiene memoria histórica de mosquito, sobre todo si por el Poder consiguen que la única historia que conozcamos es la de EE.UU. a través de sus películas y poco más. Cortar cabezas , se instaló la guillotina y cayó la cabeza del Rey, María Antonieta y un buen puñado de nobles. La masa estaba entusiasmada. Más tarde pasaron por la cuchilla más personas que ya no eran tan “nobles”, al populacho le daba igual, quería su ración diaria de sangre. Cortar cabezas , más tarde, asentada la Revolución, los colaboracionistas, los tibios, los antirrevolucionarios perdían su cabeza. El pueblo