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El cielo y el infierno

En un reino lejano de Oriente se encontraban dos amigos que tenían la curiosidad y el deseo de saber sobre el Bien y el Mal. Un día se acercaron a la cabaña del sabio Lang para hacerle algunas preguntas. El cielo y el infierno Una vez dentro le preguntaron: -Anciano díganos: ¿Qué diferencia hay entre el cielo y el infierno? El sabio contestó: -Veo una montaña de arroz recién cocinado, todavía sale humo. Alrededor hay muchos hombres y mujeres con mucha hambre. Los palos que utilizan para comer son más largos que sus brazos. Por eso cuando cogen el arroz no pueden hacerlo llegar a sus bocas. La ansiedad y la frustración cada vez van a más. Más tarde, el sabio proseguía: -Veo también otra montaña de arroz recién cocinado, todavía sale humo. Alrededor hay muchas personas alegres que sonríen con satisfacción. Sus palos son también más largos que sus brazos. Aun así, han decidido darse de comer unos a otros. El Arte de la Estrategia

El cielo y el infierno vistos por un samurai

“Un samurái le pidió a un maestro que le explicara la diferencia entre el cielo e infierno.  Sin responderle, el maestro se puso a dirigirle gran cantidad de insultos. Furioso, el samurái desenvainó su sable para decapitarle.  -He aquí el infierno- dijo el maestro antes de que el samurái pasara a la acción.  El guerrero, impresionado por estas palabras, se calmó al instante y volvió a enfundar el sable. Al hacer este último gesto, el maestro añadió.  -He ahí el cielo.” El cielo y el infierno vistos por un samurai Sin embargo, hay otra visión del Cielo y del Infierno según Miyamoto Musashi: "Bajo la espada bien levantada el infierno os hace temblar. Id mas allá y encontraréis el país de la felicidad." Ver mas sobre Miyamoto Musashi:  http://www.elartedelaestrategia.com/musashi.html El Arte de la Estrategia  

De cómo eligió el infierno tras conocer el cielo y lo que allí le aconteció

Un día, un exitoso Director de Recursos Humanos estaba cruzando un paso de peatones y un autobús no pudo frenar a tiempo, por lo que fue atropellado y murió. Entonces llegó al cielo, donde lo recibió San Pedro, el cual le dijo: "Bienvenido al paraíso, pero antes de que te instales, debo decirte que tenemos un problema, y es que nunca antes habíamos recibido a un Director de Recursos Humanos, por lo que no estamos seguros de qué hacer contigo". El Director de Recursos Humanos le respondió: "No hay problema, déjame entrar y ya lo hablamos tranquilamente". San Pedro: "Lo siento, pero tengo órdenes de arriba, por lo que te diré lo que vamos a hacer. Teniendo en cuenta que es una decisión muy complicada para ti, ya que es donde vas a pasar la eternidad, lo que vamos a hacer es que pases 24 horas en el infierno y otras 24 horas en el cielo. Luego volvemos a hablar y ya me dices dónde quieres quedarte". De cómo eligió el infierno tras conocer el

Las puertas del cielo y el samurai

Un guerrero, un samurái, fue a ver al Maestro Zen Hakuin y le preguntó: "¿Existe el infierno? ¿Existe el cielo? ¿Dónde están las puertas que llevan a ellos? ¿Por dónde puedo entrar?". Era un guerrero sencillo. Los guerreros siempre son sencillos, sin astucia en sus mentes, sin matemáticas. Sólo conocen dos cosas: la vida y la muerte. El no había venido a aprender ninguna doctrina; sólo quería saber dónde estaban las puertas, para poder evitar la del infierno y entrar en el cielo. Hakuin le respondió de una manera que sólo un guerrero podía haber entendido. "¿Quién eres?", le preguntó Hakuin. Las puertas del cielo y el samurai  "Soy un samurái", le respondió el guerrero. En Japón, ser un samurái es algo que da mucho prestigio. Quiere decir que se es un guerrero perfecto, un hombre que no dudaría un segundo en arriesgar su vida. "Soy un samurái, un jefe de samuráis. Hasta el Emperador mismo me respeta", dijo. Hakuin se rió