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El real del sastre y un muerto poco muerto

Este era un infeliz, algo tramposo, que estaba empeñado con todos los vecinos, y como le aburrían demasiado pidiéndole su dinero, fingió una enfermedad y se metió en la cama. Los vecinos fueron a visitarle, se sentaron alrededor de su cama y, compadecidos, empezaron a decirle: —Lo que es por mí, no te apures. Yo te perdono las pesetas que me debes. —¡Pobrecito! Y yo también. —Pues yo no quiero ser menos, y también...  Y así todos menos uno: el sastre: —A mí me debe un real y me lo paga. —Pero hombre, ¡ten caridad! ¿Tú no ves que se muere el pobrecito? —Si se muere, que se muera. Pero a mí, ¡ya lo creo que me paga! El real del sastre y un muerto poco muerto Tanto se incomodó el enfermo con la codicia del sastre, que fingió que se moría, para que no se saliese con la suya. Lo metieron en la caja, le pusieron en las andas y le hicieron el entierro. Colocaron el cadáver en la iglesia, y el sastre, que no pensaba más que cobrar su real, se refugió en

Sé como un muerto

Era un venerable maestro. En sus ojos había un reconfortante destello de paz permanente. Sólo tenía un discípulo, al que paulatinamente iba impartiendo la enseñanza mística.  El cielo se había teñido de una hermosa tonalidad de naranja-oro, cuando el maestro se dirigió al discípulo y le ordenó: -Querido mío, mi muy querido, acércate al cementerio y, una vez allí, con toda la fuerza de tus pulmones, comienza a gritar toda clase de halagos a los muertos. Sé como un muerto El discípulo caminó hasta un cementerio cercano. El silencio era sobrecogedor. Quebró la apacible atmósfera del lugar gritando toda clase de elogios a los muertos. Después regresó junto a su maestro. -¿Qué te respondieron los muertos? -preguntó el maestro. -Nada dijeron. -En ese caso, mi muy querido amigo, vuelve al cementerio y lanza toda suerte de insultos a los muertos. El discípulo regresó hasta el silente cementerio. A pleno pulmón, comenzó a soltar toda clase de improperios con

El negocio de la muerte

Ahora está de moda el debate de Haloween o seguir las tradiciones de siempre. En realidad, de lo que se trata en estas fechas es de recordar a los muertos, así como no olvidar que la muerte nos espera por nuestra condición de mortales. Respecto a Haloween si o Haloween no, mí me da igual. Si la sociedad quiere adoptar estas costumbres de los celtas recocinadas en EEUU, por mi encantado. No me causa daño ni dolor, por lo que no me afecta. Además, las tradiciones están muy bien; pero también nacen, crecen, evolucionan y mueren, como todo en esta vida.  El negocio de la muerte Otra costumbre de estas fechas es la afluencia masiva a cementerios para limpiar y poner flores en las tumbas familiares. Esta mezcla de costumbre, tradición, superstición, religión, cotilleo de tumbas ajenas y exhibición de las propias y de decoración más o menos afortunada, mueve una considerable cantidad de dinero.  El primer concepto es el propio entierro. En España hay un refrán que creo no exist

Le robaron el marcapasos

Se ha encontrado en un burdel de Tailandia el cadáver de un ciudadano alemán al que le habían extraído el marcapasos y los clavos de titanio que llevaba en la columna vertebral. Se sospecha de las Tríadas chinas que trafican con este tipo de materiales que luego venden por nuevos en China o Sudamérica. Esto que acaba de leer no es noticia… por ahora, y que yo sepa.  Le robaron el marcapasos  Usted tiene algo dentro de su cuerpo que no le pertenece, aunque no se dé cuenta. Un empaste, un implante, una prótesis, algo ajeno a su cuerpo, pero que ahora forma parte inseparable de usted… hasta que la muerte le separe. En los años 90, se ordenó exhumar un cadáver en Nueva York. Tras su análisis, se descubrió que algunos de sus huesos, concretamente los fémures, eran de madera. Tras investigar el caso y exhumar más cuerpos con huesos de madera, se detuvo a dos enfermeros y un médico que se dedicaban a extraer estos huesos y traficar con su médula nada más morir el pacien